Entrevista a Víctor Campal, arquitecto de los modelos modulares de Resan (parte II)


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P: Si un cliente te preguntase cuál es la diferencia entre la construcción modular y la tradicional, ¿qué le dirías?

R: La diferencia más significativa está en las características de los materiales elegidos para la  construcción: en los edificios de Resan Modular el ladrillo, el cemento y el agua brillan por su ausencia. Se han elegido materiales cuya característica fundamental es el montaje en seco, con lo que los tiempos del proceso constructivo se acortan de forma significativa.

Los elementos masivos más importantes en los muros y en los forjados y cubiertas de los edificios son los aislamientos térmicos y acústicos, sin menoscabo de la solidez. Los muros perimetrales se construyen con una capa de aislamiento térmico rígido de 8 centímetros al exterior (panel sándwich), una cámara de aire intermedia y otra capa al interior de aislamiento de lana de roca de 5 centímetros, colocada entre los perfiles de la estructura portante de pladur que conforma la hoja interior.

Por esto, en mi opinión, en cuestión de confort, acabados y prestaciones -como la calificación energética A-, presenta mayor calidad la construcción modular de Resan que la tradicional de ladrillo. Te cuento un detalle muy simple por el que nosotros mismos lo comprobamos fácilmente. Levantamos nuestra primera vivienda modular en un mes de agosto. Aun sin tener las ventanas colocadas, cuando entrábamos en el interior ya notábamos una considerable diferencia de temperatura, por efecto del aislamiento térmico de los muros perimetrales.

Se trata de una construcción mucho más tecnológica. Si asociamos la tecnología al mundo más avanzado, la propuesta de Resan sería un salto importante respecto a lo tradicional, asimilable al mundo de hace 20 o 30 años. No es que estemos innovando (estos sistemas llevan funcionando varios años), sino intentando abandonar lo que consideramos anticuado y poco efectivo.

Desgraciadamente, a día de hoy el cliente sigue demandando mayoritariamente construcción de ladrillo. La gente es todavía muy reacia a la construcción modular, igual que se muestra reticente ante las particiones interiores en pladur y continúa pidiendo la tabiquería tradicional de ladrillo. Es llamativo, porque este tipo de divisiones en pladur, en cuestión de aislamiento acústico por ejemplo, da unas prestaciones muy superiores a las de elementos cerámicos. Y también son superiores en calidad otros elementos que utiliza Resan Modular, como el panel sándwich en fachada, la doble capa de aislamiento o las ventanas con rotura del puente térmico de alta calidad, aunque en algunos casos esta opción puede elegirse por el cliente.


P: En tu opinión, ¿de dónde nacen estos prejuicios frente a la construcción modular? ¿Cómo se podrían erradicar?

R: Todo proviene de la falta de costumbre. La gente tiene verdadero temor a que la pared de pladur se pueda romper de un golpe, y a que el panel sándwich no resista la lluvia y el viento. Cuando, precisamente, las propiedades del panel sándwich hacen que nunca esté húmedo, mientras que es muy difícil secar una pared de ladrillo.

Tienen también que ver con los profesionales de la construcción que tenemos en el entorno, que están más acostumbrados a hacer tabiques de ladrillo que de pladur. Y eso que estos últimos se colocan mucho más rápido, son más cálidos, con mayor calidad térmica y acústica… y su montaje es mucho más sencillo, casi como el de un mecano.

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Los prejuicios se tardan mucho en erradicar: en ciudades más industrializadas, como Madrid, estas cuestiones están más asumidas. Es cuestión de tiempo.

De todos modos, para cumplir la normativa del Código Técnico de Edificación (CTE) estamos abocados a adoptar este tipo de sistemas más pronto que tarde. En cuanto al usuario, es cuestión de que lo experimente por sí mismo, que vaya a las casas que tenemos hechas, pero no de paso ni con espíritu de criticar, sino a quedarse una semana y entender cómo funciona la vivienda y su nivel de confort.


P: Se trata, entonces, de cambiar la mentalidad y los hábitos de siempre.

R: Yo siempre digo que en el sector de la construcción tendríamos que aprender de los coches: a mí me encanta cómo la industria del automóvil es capaz de adaptarse. Las marcas fabrican modelos con su propio sistema y, como compradores, no podemos solicitar, por ejemplo, un BMW con el volante de un 600 y el motor de un Gordini.

Sorprendentemente, algo así es lo que se nos pide continuamente en construcción. Por ejemplo muchas veces se nos dice: “Hazme una casa, pero quiero que sea de apariencia rústica”. Y yo les digo: ¿solo de estética? ¿O también respecto de la utilidad y la estructura? Porque entonces tendríamos que hacer unos muros de 80 centímetros de grosor, no podríamos abrir grandes huecos, renunciaríamos a los nuevos sistemas de climatización, etc… Es como querer tener un coche con la ingeniería y el motor del año 2014, pero con la estética del 600.

El fabricante de coches ha evolucionado. No así la mayoría de los constructores y promotores, tanto de viviendas colectivas como el promotor particular de vivienda unifamiliar, que llevan muchos años anclados en los sistemas tradicionales. Por eso, es cuestión de tiempo y labor nuestra enseñar, ser muy didácticos, y llevar tanto a clientes como a constructores a hablar con gente que vive en una casa modular o a verla in situ.

Siguiendo con la comparación, la construcción modular de Resan sería como un coche de último modelo del año 2014, construido con materiales y los diseños estéticos actuales y además, con la intención y la posibilidad innegable de seguir adaptándose, incorporando las mejoras que tanto la nueva normativa como la investigación nos ofrezcan.


P: ¿Cómo ves al sector de la vivienda modular en España?

R: Como decía, las costumbres se tardan mucho en cambiar. En muchos sentidos, estamos todavía anclados en el pasado. Por eso, Juan Carlos y Ricardo de Resan son unos promotores distintos: van contracorriente, intentando que se generalicen estos nuevos sistemas que son mejores que los antiguos.


P: Dentro de tu colaboración con Resan, ¿cuáles serán los próximos pasos?

R: Estamos en la fase de adaptar el MÓDULO a una arquitectura de geometrías más libres (la que a mí más me gusta) y a la promoción. Porque siento que las tipologías que hasta ahora tenemos son todavía un poco rígidas. Aunque se adaptan sin problemas a la mayoría de necesidades y de situaciones, es posible que todavía falte algo, la distinción personalizada que convierte un edificio en un hogar. Por eso, yo siempre le digo a Resan que me envíen a los clientes que quieren adquirir una vivienda modular, para hablar con ellos. Cuando llegan, yo les pregunto: ¿qué cambiarías? ¿Qué pequeño detalle puedo hacer para que la casa sea tuya, para que no sea la casa del arquitecto o la del promotor? Y así, después de conversar, veo qué puedo hacer para introducir alguna modificación que consiga que el dueño haga suya la vivienda sin que nos cueste dinero extra a ninguno.

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Hace unos meses trabajamos en una casa modular en San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca) y, cuando fuimos a la parcela, a mí se me ocurrió que el inmueble se podía girar. Así lo hicimos, en consenso con los clientes, y ese giro ahora diferencia a esa vivienda de cualquier otra modular puesta en otro sitio.


P: ¿En qué otros proyectos te has embarcado últimamente?

R: Pues el pasado año 2014, como edificio más relevante, hemos construido un tanatorio en Santa Marta, y también un club de tenis en Moriscos, que actualmente está en la segunda fase constructiva. También estoy inmerso en la construcción de algunas viviendas unifamiliares, temas de urbanismo, planes parciales… En estos tiempos en que el trabajo está mal, no me puedo quejar.

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